Cori Gauff: “Soy rara y tontorrona”
Tiene tablas Cori Gauff (Atlanta, 15 años) hasta para la negativa. “Lo siento mucho, ahora tengo que irme…”, dice con gesto apenado cuando se le plantea una conversación breve, mientras camina en dirección al vestuario de la zona reservada a los tenistas del All England Lawn Tennis & Croquet Club. Entonces prosigue la marcha, y a continuación se vuelve y se disculpa por segunda vez. “Lo siento, pero me están esperando…”, argumenta mientras señala con un sutil giro de cuello a tres hombres que la invitan con su presencia a cerrar rápidamente el diálogo. El trío no consigue evitar, sin embargo, que la persecución tenga éxito un día después, cuando la niña que está poniendo patas arriba Wimbledon ya ha concretado su duelo en los octavos (hacia las 16.00, Movistar Deportes) contra Simona Halep.
– ¿Cómo se definiría a sí misma?
La estadounidense, que ya hizo historia al ser la clasificada más joven para el major británico y todavía más al ganar los tres primeros partidos en el cuadro principal, afila la mirada. Luce trenzas y dos hileras de dientes como perlas, piel de ébano y una figura fibradísima. Todos los ojos están encima de ella, porque el deporte cree estar asistiendo al nacimiento de una estrella de las de verdad, no a una figura de consumo rápido. Estados Unidos la cuida, la agasaja y la potencia, y el tenis la recibe ahora con los brazos abiertos, entusiasmado con una niña prodigio que apunta a seguir los pasos de heroínas precoces como Martina Hingis (con 16 años y seis meses se convirtió en la número uno más joven de la historia, y a los 17 ganó en la misma temporada Australia, Wimbledon y el US Open), Jenniffer Capriati (la profesional más joven en disputar una final, con 13 años y 11 meses, y la cuarta con menos edad en ganar un torneo, con 14 y seis) o Monica Seles (ganó Roland Garros con 16 y fue número uno con 17).
Ella, Gauff, Coco porque así lo prefiere y así se le trata, viaja estos días en esa dirección, hacia un paraíso deportivo que en ocasiones puede llegar a transformarse en un infierno vital. Lo sabe Hingis (cocaína), lo sabe Capriati (drogas, alcohol y arrestos policiales) y desgraciadamente lo conoce Seles, que nunca fue la misma desde que un fanático la apuñalase en 1993. Con todas ellas se compara a Gauff, que cavila durante casi cinco segundos y se define con naturalidad.
– Mmm… I’m weird (rara). Weird, goofy (tontorrona, en sentido simpático) … y, no sé, sí, rara y tontorrona, supongo.
Aunque tenga los ramalazos propios de su generación, habla estos días Gauff con un aplomo excepcional. Es una niña, pero asume y procesa todo lo que le rodea con la frialdad de una veterana. Le gustan la música, el blogging y trastear con las redes sociales. En una de sus multitudinarias ruedas de prensa dijo que el mensaje que más le ha sorprendido hasta ahora es el que recibió de Tina Knowles, la madre de la cantante Beyoncé. También ha contado que la tuiteó Michelle Obama, una de sus referentes por cómo lo manejó todo durante la presidencia de Barack Obama. Y cuando se le recordó que ya ha recaudado 200.000 dólares en este torneo, brotó su edad: “No puedo comprarme un coche, porque aún no puedo conducir… Y odio gastar dinero, no sé. Quizá me compre alguna sudadera de MSFTSrep, la línea de Jaden [Smith, actor y rapero estadounidense]”.
Dice además creer en el destino, que “las cosas pasan por algo” y que quiere “ser la más grande”. Reside en Delray Beach (Florida), firmó su primer contrato publicitario a los 10 años, con Nike, y ya ha facturado más de un millón de dólares en patrocinios. La representa la agencia de Roger Federer (Team 8) y la tutela de cerca Patrick Mouratoglou, el técnico de Serena. Ha crecido mientras admiraba los éxitos de las hermanas Williams y la semana pasada derrotó a Venus, 24 años mayor.
“Definitivamente, Coco está a otro nivel”, detalla la campeona de 23 grandes, camino de los 38 años y de la que Gauff tenía un póster en su habitación; “la adoro a ella y a su familia. Su padre [Corey, el técnico que la prepara, exjugador de baloncesto en Georgia] es un buen hombre y su madre [Candi, exatleta de la Universidad de Florida] es encantadora. Es un honor que Coco me tuviera en su pared, pronto ella estará en la de muchas otras chicas”. Habla también el progenitor, a través de unas declaraciones a la WTA: “Todo está pasando muy rápido, hay mucha atención sobre ella. Estamos en un hotel y esperamos extender la reserva. Está muy bien rodeada. No hablamos mucho de tenis una vez que acaban los partidos. Lo que está ocurriendo es muy especial. Lo primero que yo vi en la tele fue Wimbledon”.
Tiene dos hermanos menores (Codey, de 4 años y Cameron, de 9) y en su futuro, contesta Rafael Nadal a EL PAÍS, tendrá mucho que ver el círculo que la rodea. “Dependerá de su entorno y de su carácter. Si tienes la capacidad de asimilar las cosas con normalidad, el éxito a tan temprana edad es muy bueno, fantástico, por muchas cosas. Ojalá que tenga gente al lado que le ayude a asimilar y a vivir todo esto con la mayor normalidad y tranquilidad posible”, recomienda el mallorquín, que bendice su irrupción: “Es una historia positiva para nuestro deporte. Al final, que llegue gente y haga cosas especiales como las está haciendo ella ayuda a la promoción del tenis. Crea expectación e influye en la gente joven. Que una niña de 15 años sea capaz de llegar a octavos de final significa mucho y yo estoy muy contento por ella”.
Se alegra también del despegue Carla Suárez (30), que a la vez invita a la prudencia. “Todo el mundo está hablando de ella… y no debe de ser fácil manejarlo. Cuando eres joven vas a tu marcha, tú vas y juegas con ganas y contenta, y no tienes nada que perder”, precisa la canaria; “pero sí, choca porque tiene solo15 años. Está haciendo cosas que han hecho otra gente, pero no con esa edad. Por las declaraciones que hace, parece que tiene la cabeza bien amueblada. Y sabe jugar. En los puntos largos no se deja ir. Es positivo para el tenis femenino, pero cuidado: a ver hasta dónde llega»
(Fuente:El País)