Sanz es punto clave con su rechazo en la elección de Pichetto para vice
El rumor sonó muy fuerte el mediodía del lunes. Se habló en la mesa chica del PRO. Decía aquel rumor que el presidente Mauricio Macri le había ofrecido la vicepresidencia a Miguel Ángel Pichetto, el jefe de bloque del Senado del PJ y que este había aceptado.
A24.com habló con funcionarios de Casa Rosada de primera línea que no desmintieron que existiera el ofrecimiento. Tampoco lo afirmaron. Algo parecido dijeron en el entorno de Pichetto. «Lo que sabemos es lo que dijo públicamente Pichetto: que no hubo ofrecimiento», plantearon. La frase de Pichetto fue el martes y corrió mucha agua abajo del puente.
Aun con las críticas, Pichetto cada vez venía cosechando más estimación por parte de Macri. Pero hay más. Si el PRO necesitaba mostrar una fórmula de apertura (dado que con los propios no llega) debía ampliarse hacia el radicalismo.
El problema es que el radicalismo no se ponía de acuerdo con el nombre del vice y ni siquiera podía acordar con el PRO la forma de selección del candidato. Hubo, sí, un nombre de consenso: Ernesto Sanz. Lo querían tanto en el radicalismo como en el PRO. Pero él tomo una «decisión de vida». No quiere un cargo de tan alta exposición pública. Fue él quien sugirió el nombre de quien fue casi como su alterego peronista durante todo su mandato en el Senado.
Fueron ellos los que propusieron en conjunto la apertura a un diálogo político que incluyera a todos los partidos políticos «democráticos», empresarios, sindicalistas y la Iglesia. Macri no lo hizo. Y así le fue.
Ahora más que nunca, Macri necesita ampliar su base de sustentación para poder crecer electoralmente. Sabía que con lo propio no alcanzaba.
Pichetto desde hace unos meses se convirtió en uno de los «voceros peronistas» del gobierno. La semana pasada en un almuerzo en el Rotary Club fue muy enfático al defender las políticas del gobierno e incluso al presidente Macri. Su discurso cosechó los más efusivos aplausos en un circuito muy emblemático del círculo rojo.
En ese encuentro pidió construir un «peronismo que se crea parte del sistema y no el sistema» en sí mismo. Si ese PJ no existe por el naufragio de Alternativa Federal, ¿por qué no podría encarar él ese espacio republicano dentro de una coalición más amplia? Más aún si está en riesgo la democracia. Pichetto lo dijo claro: «La estructura democrática en la Argentina es bastante frágil».
En ese almuerzo rechazó la posibilidad de no pagarle al Fondo Monetario Internacional (FMI). «El aislamiento sería un escenario oscuro», dijo. Y aclaró que algo así frustaría Vaca Muerta que «puede ser el factor de recuperación de la economía». No cabe duda: Pichetto cree que los próximos años serán mejores.
Destacó la vuelta al mundo de la Argentina y el trabajo del presidente en la «diplomacia presidencial»; también la política de seguridad. En cambio fustigó la gestión económica a la que acusó de «mala praxis».
Cuestionó además que el gobierno se desinteresara por «el destino de muchas empresas». Se refería a la causa de los cuadernos que afectó a los empresarios pero también a la falta de intervención de Cambiemos en la economía.
Pichetto representa la voz crítica de los que votaron a Macri y están decepcionados. Es a los que se busca volver a captar para tener una segunda oportunidad.
(FUENTE:UNO)