Monumento al Deporte: una lección para nuestra sociedad
Luego del vandalismo cometido por el Gobierno en el Monumento al Deporte solamente nos queda aprender la lección: nunca es necesario modificar una obra de arte, y la ciudadanía es la única que puede asegurar el resguardo del patrimonio cultural en estos tiempos.
Cuando empezaron a circular las imágenes del “Rosetón de los Deportes” pintado de blanco se abrió la polémica. Muchos estuvieron en contra, pero también hubo voces a favor indicando que “quedaba mejor de color blanco”. La argumentación respondía meramente a una cuestión estética sin tener en cuenta el significado de la obra de arte y todo el proceso de creación del artista, que lo llevó a definirlo de color terracota, colocarlo cerca del Estadio Abierto y Cerrado, y formar los anillos olímpicos que fueron quitados de la base.
“La megaescultura fue pensada con el color con el que fue instalado, pero el mismo responde a una preceptiva explícita. La totalidad de la masa del volumen está coloreado, con la idea que a pesar del desgaste cromático que provocan los procesos naturales, siempre apareciera el mismo color. Por otra parte, el cemento fue mezclado con fragmentos de mica para provocar efectos luminosos. El blanco aplicado anula ambas posibilidades”, expresó el profesor Eduardo Peñafort, delegado de la Academia Nacional de Bellas Artes, sobre la irresponsable intervención. La escultura adquiere significado en su integralidad y cualquier alteración afecta su sentido.
Frente a este atropello salieron a reclamar personalidades destacadas de la cultura y ciudadanos preocupados por el resguardo de los bienes históricos, que lograron el compromiso de las autoridades públicas de regresar el Monumento al Deporte a su estado original. Si la acción ciudadana hubiera estado ausente, el “Rosetón de los Deportes” seguramente permanecería de color blanco por mucho tiempo.
En este sentido, la apropiación social del patrimonio cultural promovió que la comunidad sea guardiana de su obra artística y consciente de sus derechos culturales. Como expresa la Declaración de México sobre Políticas Culturales: “Todo pueblo tiene el derecho y el deber de defender y preservar su patrimonio cultural, ya que las sociedades se reconocen a sí mismas a través de los valores en que encuentran fuente de inspiración creadora”.
Por eso, es fundamental fomentar el conocimiento sobre la historia local, museos o lugares importantes de la provincia, así como educar en las aulas sobre la importancia de proteger el patrimonio cultural. También, es necesario el funcionamiento del Consejo Provincial del Patrimonio y la realización de consultas populares o audiencias públicas vinculantes, para evitar daños irreparables. Hablar de democracia no sirve sino se la practica como debe ser.
En estos años, los sanjuaninos hemos padecido la destrucción sistemática de varias construcciones emblemáticas como el Velódromo Vicente Chancay y el Estadio Abierto, y recientemente vimos el vandalismo ejercido hacia una obra de arte trascendental. Ni la estética, ni el uso o el mercado valúan a un sitio o un bien patrimonial. Su importancia radica en la relevancia para la identidad cultural de un pueblo.