Los jóvenes se muestran descontentos con la política
Un estudio sobre los intereses y preocupaciones de los jóvenes de entre 15 y 25 años arrojó resultados inquietantes sobre su vínculo con la política: el 68% de los chicos que recién salen de la escuela se consideran «insatisfechos» con la democracia.
El informe, elaborado por el Instituto Nacional de Juventud (Injuve), dependiente del Ministerio de Desarrollo Social, también expone una compensación: ese mismo número cree que a través del voto puede producir los cambios que busca en la sociedad.
Un porcentaje mayor, el 76%, considera que la manera de lograr esos cambios es involucrándose en causas políticas o sociales.
¿Cuáles son esos temas que más preocupan a los jóvenes? El estudio, basado en más de 3700 encuestas a hombres y mujeres nacidos entre 1993 y 2003, dio como resultado que «la puerta de entrada» de las nuevas generaciones a la participación política son las cuestiones de género y de diversidad sexual y el feminismo.
Los jóvenes creen que se convierten en seres «politizados» una vez que se involucran en la «lucha de género» y se enfrentan así a la vieja política.
Se pueden ver muestras de ello en las recientes manifestaciones en torno al debate sobre la legalización del aborto y en contra de la violencia de género, que suelen estar integradas mayoritariamente por jóvenes.
El interés de los jóvenes por las causas feministas duplica al interés del resto de la población.
El 32% de las nuevas generaciones se sienten interpeladas por estos temas, contra el 16% de los adultos.
En temas como la violencia de género, sin embargo, la relevancia que le otorgan los jóvenes es 3,5 veces mayor que la que le otorgan sus padres.
Asimismo, el 40% de las mujeres sienten que sus opiniones no son valoradas en ámbitos familiares o laborales. El principal espacio para discutir estas cuestiones, en tanto, está en las redes sociales.
De hecho, según el informe del organismo que conduce Pedro Robledo, quienes integran esa franja etaria usan las redes para informarse hasta 2,4 veces más que los adultos. De la misma manera que la sexualidad y la diversidad, la violencia de género y el bullying son temas prioritarios para los jóvenes.
Según el informe, la desatención de estas cuestiones puede desencadenar, a su juicio, problemáticas como depresión y suicidios, trastornos de la conducta alimentaria y consumos problemáticos.
El discurso político progresista se expresa con mayor fuerza entre los jóvenes de ingresos medios y altos. Sin embargo, ese sector considera menos relevante la necesidad de involucrarse en un partido político como forma de canalizar su participación y transformar la realidad.
Es en el grupo de recursos medios y bajos, en cambio, donde se ven una mayor madurez política y una posibilidad 1,4 veces mayor que en el grupo anterior de involucrarse en un partido como instrumento para mejorar el presente.
Entre los temas que se discuten en la agenda política, los jóvenes también manifiestan su insatisfacción con la educación sexual que se brinda actualmente en las escuelas.
Según la encuesta, para el 57% de los jóvenes consultados, la capacitación en esta materia es «mala».
El papel que juega la escuela también es cuestionado en otros aspectos, como el bullying. El 64% de los jóvenes reconocen que lo sufrieron durante su etapa escolar.
Por eso, dos de cada tres encuestados pensaron en algún momento cambiarse de establecimiento.
Además, el 48% de quienes padecieron el bullying creen que la escuela no los preparó para resolver adecuadamente situaciones conflictivas.
Los que fueron hostigados tuvieron ideas «autodestructivas» 5,6 veces más que quienes no fueron víctimas del bullying.
Por su parte, el estudio también reflejó el impacto de la desigualdad en el abandono escolar. Es 2,9 veces más probable que un joven de nivel medio o bajo termine dejando el secundario por tener que cuidar a un hijo o un familiar que un joven de niveles medios o altos. El número crece a 3,8 si se trata de una mujer.
Una vez que salen de la escuela, en tanto, el 40% de los jóvenes de sectores altos trabajan para sumar experiencias en su carrera profesional, mientras que el 62% de los niveles bajos trabajan para ayudar económicamente en su casa.
(Fuente:La Nación)