Tesoros ocultos de Sumo que esperan ser descubiertos
El pasado muchas veces funciona como un rompecabezas: tomamos piezas, probamos posibles uniones, hasta que finalmente todo encaja. La historia de nuestro rock nacional es un gran rompecabezas, de esos interminables que llevan más de 10.000 piezas y que una vez que se arman terminan en un cuadrito en la pared. Pero todavía no está listo, todavía hay piezas sueltas. Dentro de este gigantesco puzzle, Sumo se ganó su propio espacio: tal vez el suyo no sea un rompecabezas tan grande (su trayectoria fue de 1981 a fines de 1987) pero es uno en el que constantemente aparecen nuevas piezas.
Para aquel lector/a que todavía no lo tiene bien en claro, acá va una mini introducción: Sumo fue una banda cuyo germen se gestó en las sierras de Nono, en Córdoba y se formalizó en Hurlingham. Su debut en vivo fue en un pub de El Palomar en febrero de 1982 y su formación más conocida contaba con Luca Prodan en voz, Germán Daffunchio y Ricardo Mollo en guitarras, Diego Arnedo en bajo, Roberto Pettinato en saxo y Alejandro Sokol en batería, que luego sería reemplazado por «Superman» Troglio, quedando aquel como un invitado permanente.
Editaron 5 trabajos: «Corpiños en la madrugada», un demo que sólo se conseguía en cassette; «Divididos por la felicidad», su debut discográfico de la mano de CBS; «Llegando los monos», «After Chabón» y el póstumo «Fiebre», compuesto mitad por temas en vivo y mitad en estudio.
Sumo vio su final con la repentina muerte de Luca, un 22 de diciembre de 1987, tras la cual sus integrantes se separaron en dos agrupaciones, Divididos y Las Pelotas. Hoy, la voz que unía a todos estos músicos cumpliría 66 años y mientras nos preguntamos qué haría si estuviese aquí, soñamos con encontrar sus tesoros aún ocultos.
Sea porque en los ’80 las cámaras no estaban tan a mano como ahora, por la avaricia de los coleccionistas o porque quien posee ese material no toma dimensión de la relevancia de su contenido; cualquiera sea la razón, cada tanto nos deleitamos con joyitas que salen a la luz, desconocidas hasta el momento, y que nos acercan un poco más a nuestro idolatrados rockstars argentinos.
Una de estas piezas perdidas la descubrió y dio a conocer el periodista Hernán Muleiro en noviembre pasado: un registro de la fiesta de una prestigiosa familia en una mansión porteña y Sumo tocando allí, en pleno agosto de 1984.
Otra de esas piezas que comienza a unir sobre todo los pedazos del final de la agrupación fue obra de Néstor Nardella, la última persona en entrevistar a Luca 5 días antes de su muerte. También es, hasta ahora, la última persona en fotografiarlo.
A partir de estos descubrimientos es que desde Filo.News nos preguntamos: ¿existirán más imágenes, filmaciones y grabaciones de Sumo por conocer? ¿Hay tesoros ocultos?
«Yo creo que sí», responde Muleiro ante la consulta de este medio, «el tema es encontrarlo. Un poco creo que el video de la mansión puede servir como metáfora de la poca mentalidad que había de archivar cosas sobre bandas en esa época. Si bien Sumo era una banda que estaba recién empezando, en el video se puede ver que era una fiesta social y por eso existe ese registro, porque era una fiesta social de gente de un nivel económico lo suficientemente bueno como para pagarle a un camarógrafo que vaya a filmar su fiesta».
Con él coincide su colega, Carlos Polimeni, autor del libro «Luca, un ciego guiando a los ciegos» al tiempo que apunta que «no debe haber sido la única fiesta en la que tocó» Sumo.
En esta línea, para Polimeni es relevante el trabajo de «Bios. Vidas que marcaron la tuya», el docu-reality que días atrás anunció una biografía sobre Luis Alberto Spinetta y que ya compartió material inédito de Charly García y Gustavo Cerati, todos ellos piezas indiscutibles de este rompecabezas nacional.
¿Existe material registrado que aún no salió a la luz?
Pero volviendo a Sumo, hay una persona que si bien no fue integrante de la banda podría calificar como un miembro honorario: sí, hablamos de Andrea Prodan, hermano menor de Luca.
«Yo no sé si haya material idéntico a lo de la casa de la alta sociedad porteña con Sumo tocando que es un evento muy freak, interesante y único, pero que haya material que nadie ha visto de Sumo, siempre hay. Hay gente que es muy celosa y lo tiene para ella y hay gente que ni sabe que lo tiene. Alguna cosa siempre aparece en el futuro, le tengo fe», aventura en diálogo con Filo.News.
Más allá de las conjeturas que se puedan hacer sobre las posibles grabaciones perdidas, ¿existe algún recital, ensayo o momento que se tiene conocimiento de que fue filmado o grabado y nunca se hizo público?
«La primera vez que visité Argentina en el ’82 vine con mi hermana y vi a Sumo en Café Einstein dos noches seguidas. En ese momento era un aspirante a director de cine así que filmé con mi Super 8 una pequeña película: era buenísimo el material, tenía a Luca en grandísima forma y como nunca se vio», recuerda el romano.
Para Andrea, «el único material que hay filmado es prácticamente de Rodrigo Espina (autor del film ‘Luca’) o de algunas personas en la última época de la vida de Luca cuando él ya estaba bastante mal» y, a diferencia de esta última etapa, lo que él había registrado «era muy bueno; cuando lo revelé en Inglaterra a mi vuelta me sorprendió la calidad de la iluminación y que las tomas habían salido muy bien».
¿Dónde está ese material y por qué nunca lo vimos? «Unos meses después mis películas fueron robadas de mi auto en Roma, rompieron el vidrio y se llevaron el bolso con todas mis películas adentro. Las busqué por todos lados», se lamenta.
Sin embargo, lo que más le dolió al Prodan menor «era el material inédito»: «Imagínense un mundo donde alguien encuentra este material y por alguna casualidad vuelve a al luz, vuelve a Argentina y hay registro del año ’82 de Sumo con Luca en gran forma, hermoso, lleno de luz y feliz tocando en Café Einstein. Ese es mi sueño. Es muy difícil que se pueda cumplir, pero uno nunca sabe, la vida es muy misteriosa».
Quedando entonces confirmada la existencia de estos tesoros ocultos, ¿cómo llegamos a ellos? Para Muleiro, que ya dio con uno, «es cuestión de mezclar el periodismo musical con el de investigación y tener un poco de suerte».
Su trabajo con el video de la fiesta en la mansión tuvo de ambos pero la retribución real llegó con la reacción de uno de los ex integrantes de Sumo: «Lo más satisfactorio de toda la secuencia fue enterarme por un amigo que es vecino de Arnedo que Diego se sorprendió mucho al ver el video y que no sabía de dónde había salido».
«Juventud, divino tesoro», cantaba Luca en «Los Viejos Vinagres». Y sí, es eso un poco lo que buscamos: inmortalizar la primavera de la existencia de Sumo, de Luca y muy probablemente de quienes tuvieron el placer de ser sus contemporáneos en estas joyitas desaparecidas.
Tal vez deberíamos seguir el ejemplo de Andrea: «Aunque Luca no esté materialmente, yo siento que tengo una conexión con mi hermano y le digo cosas. A veces en voz alta, otras con el pensamiento. Lo siento presente y cercano, así que las cosas varían según el día y las ganas que tenga de comunicarle algo». O al menos hasta que saciemos esas ganas de completar el rompecabezas.