«¿Hasta cuándo vamos a castigar con odio y violencia a nuestras identidades?»
Hace 29 años la Organización Mundial de la Salud quitó a la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales. En el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia se recuerda dicha despatologización y se busca concientizar sobre la discriminación al colectivo disidente.
Hasta febrero, en nuestro país hubieron 14 travesticidios y transfemicidios. En lo que respecta al 2018 fueron 67. Más de 81 personas fueron asesinadas por ser quienes son en un contexto de odio y discriminación social que margina a este vulnerado colectivo.
En Tucumán, este mes, Lucas Mathías Gargiulo, un chico trans de 24 años, fue golpeado y violado por tres hombres que, mientras lo hacían, le dijeron: «Ahora te vamos a hacer machito». En el último año y en lo que va de este, según un informe del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, la mayoría de las víctimas fueron mujeres trans. Once mujeres trans y seis varones cis gay fueron asesinades, mientras que 43 mujeres trans murieron por ausencia y/o abandono estatal. También el informe releva siete suicidios (cinco de mujeres trans, un varón gay y una lesbiana) y 80 casos de delitos violentos contra el colectivo LGBTQI.
En este contexto virulento en el que mundialmente se continúan batallando este tipo de delitos que sólo tienen que ver con el rechazo y el odio a quien se anima a salirse de la norma heterosexual impuesta, este viernes se conmemora el día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia. En esta misma fecha pero en 1990, se eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales de la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En nuestro país la situación es crítica. En 2018 el presupuesto del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) fue de $212.641.045 y el presupuesto para 2019 es de $240.110.481. Considerando que la inflación del 2018 fue de 47,6% y que la del 2019 proyectada para todo el año va entre 40% y 45%, hay una caída en términos reales y queda expuesto que el Estado le quita recursos y relevancia a la lucha contra la discriminación.
Para conocer más el panorama de este colectivo vulnerado, Filo.News habló con la activista travesti, escritora, feminista, coordinadora de La Casa de Lohana y Diana y Secretaria de género de CTA Matanza, Florencia Guimaraes quien supo contarnos cómo están, cuáles son las principales problemáticas y qué imagina que sucederá a corto plazo.»Es un dia de visibilizacion contra la homo-lesbo-trans-bifobia a nivel internacional. Tenemos que tener en cuenta que la identidad travesti trans sigue siendo patologizada. Todavía no hay ley de identidad de genero y, en donde sí hay, por ejemplo, la sociedad sigue patologizándo al colectivo», sostiene la activista y agrega: «Tenemos una Ley de Identidad de Género vanguardista porque define bien la autopercepción y es clara en que el género tiene que ver con la viviencia interna de cada persona, pero hay muchos países en el mundo en el que está ley no existe y las personas LGBTQI son estgmatizadas y tratadas como personas que tienen un padecimiento mental. Es el día de visibilización contra la patologicación de las identidades disidentes».
Desde 1990 hasta hoy varias cosas han cambiado respecto a la sociedad y a las disidencias. Aún así, los crímenes de odio y la discriminación suceden a diario. «Han habido algunos cambios en la sociedad, no muchos. Si bien se puede hablar en lugares en donde antes no se podía y de temas que no se podía, la sociedad no cambió considerablemente. Continúa siendo muy prejuiciosa y estigmatizante. Vivimos en una sociedad que nos mata, nos viola y nos discrimina sistemáticamente, ¿hasta cuándo vamos a castigar con odio y violencia a nuestras identidades?», denuncia Guimaraers.
Si bien Argentina es un país pionero en Derechos Humanos en general y respecto a este colectivo en particular, tener tres leyes que buscan asegurar, resguardar y dar reconocimiento a otras identidades, no garantiza la protección estatal necesaria. «Si bien pareciera que hubo muchos avances, Ley de Matrimonio Igualitario, Ley de Identidad de Género, Ley de Cupo Laboral Trans (que no se cumple), siguen queriendo diciplinarnos. Hay una gran presión por parte de la iglesia católica, la iglesia evangelista y otras religiones. Estos discursos de ´con mis hijos no te metas´, ´no a la ideología de genero´, tienen que ver con una avanzada de visibilizacion. Es la repsuesta a nuestra identidad, a ser personas. Y estos sectores contratacan con el odio, la estigmatización, el desprecio y la muerte», agrega.
Ante el abandono estatal, el amor feminista
«Las identidades travestis y las identidades trans seguimos condenadas a la prostitución. El 90% de nosotras subsiste a través de la prostitución. Pero no como elección, es un lugar impuesto, somos obligadas a ejercerla para poder sobrevivir porque este sistema nos excluye¨, detalla y agrega: ¨La discriminación se da en todos los ámbitos: en la familia, la escuela, la medicina, la Justicia. Somos completamente discriminadas y eso se traduce en que seamos rehenes del sistema prostituyente. Cuando en el mundo la expectativa de vida es de 70 años, la nuestra es de 35. Mirá lo marginadas que somos que nuestra vida dura la mitad que el promedio», denuncia contundente la activista.
El número es fatal y demuestra que, aunque este colectivo ya no esté patologizado dentro de la OMS, hay aún muchísimo que recorrer. Pero estas luchas no vienen solas sino que están acompañadas por otras banderas que apoyan y militan lo mismo: terminar con el patriarcado. En nuestro país y en toda la región, el feminismo volvió a surgir con fuerza en el 2015 se instaló en los medios y en la sociedad como un debate necesario.
«La visibilizacion de nuestro colectivo es cada vez más grande. Tiene que ver con la ola feminista que estamos viviendo, de la cual el colectivo LGBTQI es parte. Tiene que ver con que todo este movimiento que, además, tiene como protagonista a la juventud. Vemos mucho que en las nuevas generaciones ese odio a las disidencias es menor. Si si bien hay mucha discriminación por parte de les jóvenes, también hay mucho apoyo», indica.
Aún así, año 2019, la comunidad travesti trans continúa exigiendo derechos que son fundamentales. «Seguimos peleando por el acceso al trabajo, a la educación, la salud y la vivienda. Es desesperante. Peleamos por derechos humanos básicos», finaliza.