Guerra de Tump contra Huawei
El mundo entero está atravesado por la guerra comercial entre EE.UU. y China. En ese contexto se da las acusaciones de Trump por espionaje a la corporación China Huawei, en el momento que este ultimo avanza en los permisos para la instalación de infraestructura en Europa, para una red de telefonía móvil 5G.
El país asiático atraviesa por un periodo de relentización de su economía, lo que significa que un tercio del mercado mundial de tecnologías compra menos que antes, y por lo tanto las corporaciones chinas, como Huawei, salen a vender sus productos en otros mercados. Samsung (coreo del norte) y Apple (EE.UU.) no se quieren quedar atrás y también salen a la disputa por los consumidores europeos y estadounidenses.
Las ventas de teléfonos inteligentes caen globalmente desde el 2017, año en que se produjo el primer número negativo para el sector, y no se detiene. La situación es preocupante para los grandes de la industria (Samsug, Aplel, Huawei entre otros) que aceleran el lanzamiento de nuevas tecnologías para estimular el recambio de equipos y revitalizar sus ventas. Pero como se ven en las noticias recientes, ésta lucha no se hace bajo las reglas del libre mercado, apalancadas por la creatividad en sus productos y la oferta de mejores prestaciones para los usuarios. El escenario que muchos apologistas de la sociedad de la información imaginaron a finales del siglo pasado está muy lejos de la realidad. En la disputa por los mercados más importantes, cada una de las grandes corporaciones que produce tecnología para las telecomunicaciones ha apelado al accionar de los estados que las representan.
Dichos Estados (imperialistas) mueven sus influencias para defender a sus empresas. EEUU lidera una campaña global para impedir que las compañías chinas como Huawei se hagan con el control de las redes 5G. El departamento de estado norteamericano sacó uno de sus celebres informes donde asegura que la tecnología del gigante chino es en realidad una herramienta de espionaje y una amenaza para todo el mundo. Huawei, que efectivamente reporta sus actividades a un sector de ejército chino, tenía un ambicioso sueño: convertirse en 2020 en el mayor fabricante de smartphones del mundo y, según analistas, iba camino de conseguirlo. Además, tiene la tecnología y el capital necesario para instalar antenas y satélites para conectar la nueva generación de equipos móviles de alta velocidad.
La denuncia de EE.UU. tiene consecuencias. Empresas como Google anunciaron que sus sistemas operativos no recibirán más actualizaciones en los equipos Huawei, dando el puntapié inicial a un boicot “patriótico” norteamericano, al que se sumaron otras empresas.
Por ahora a respuesta China es diplomática. Un representante de la empresa se quejó frente a la Unión Europea diciendo que “Huawei se ha convertido en la víctima del acoso de la Administración de Estados Unidos» y agregó que no se trata solo de un ataque contra Huawei, «Es un ataque contra el orden liberal basado en normas. Esto es peligroso.” Resulta algo irónico que un país gobernado por un Partido “Comunista” cuya economía está planificada por el Estado, se queje de de una ataque a las reglas del mercado liberal, pero así de complejo es el mundo actual.
(Por Federico Agüero)