Murió un joven repartidor, otra victima de la precarización laboral
Ramiro Cayola Camacho, de 20 años murió en el acto en un accidente de tránsito en Puerto Madero el viernes por la noche. Era repartidor de Rappi, estaba en su bicicleta llevando un pedido cuando debido a las obras mal señalizadas terminó encerrado entre la calzada reducida y un camión que no lo vio.
Desde la llegada de estas aplicaciones de servicio de delivery, son muchas las maneras en que cientos de trabajadores son vícitmas de la precarización de este tipo de empleos, donde sin contar con los elementos de seguridad, ni leyes o normas que protejan su integridad y sus derechos. La gran mayoría jóvenes, muchos de ellas y ellos migrantes, obligados por la grave crisis económica, terminan aceptando trabajar para estas empresas en condiciones muy injustas.
Desde la página Despidos Ya informaron sobre lo ocurrido y manifestaron, con el hashtag #OtraMuerteCiclistaMas: “Esta es la consecuencia directa y mas horrible de las condiciones laborales en las que estamos”. Ramiro era migrante boliviano, vivía en Ezpeleta, partido de Quilmes, y trabajaba con la aplicación de Rappi desde hacía poco tiempo, mientras hacían las pericias, su celular no dejaba de sonar solicitando su servicio, pero para la policía no era evidencia para afirmar que en el momento del accidente el ciclista se encontrara trabajando.
Rappi no tiene a sus repartidores registrados como trabajadores así que Ramiro no tenía la ART correspondiente. Tampoco ningún otro beneficio o derecho que se supone todo empleador debe garantizar para con sus trabajadores. Desde la semana pasada la Justicia ordenó al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que se prohíba este tipo de delivery hasta que no cumpla con la ley y garantice la seguridad y la salud de quienes realizan los repartos. El juez Gallardo indicó que este servicio «se realiza en franca transgresión a la normativa vigente, y sin que seles exija, al menos, dar cumplimiento a las normas básicas en materia de Seguridad».
Rappi Arg S.A.S., Kadavra S.A. (Glovo), y Pedidos Ya S.A. siguen sin hacerse responsables de la precarización y el peligro al que somete a sus empleados. Desde el gobierno de Larreta se oponen a la prohibición de este servicio y negocian una «adecuación judicial». Pese a esta prohibición siguen cientos de jóvenes circulando y realizando trabajo de delivery en toda la ciudad de Buenos Aires porque la impunidad es grande y el hambre no espera.