Japón: La era en que los jóvenes dejaron de tener sexo
Los japoneses se sienten nostálgicos a pocos días de finalizar la era imperial Heisei, que marca el reinado del emperador Akihito, para dar inicio a la esperanzadora era Reiwa, la época de la “hermosa armonía”. Heisei, que comenzó el 8 de enero de 1989 tras la muerte del emperador Hirohito, finalizará en el momento en que el próximo emperador, Naruhito, ascienda al trono el 1 de mayo y dio nombre a un período de paz sin precedentes en las últimas tres décadas, pero interrumpido por crisis naturales como el Gran Terremoto de Hanshin y el ataque de gas sarín en el sistema de metro de Tokio, ambos en 1995, y el Gran Terremoto de Japón en 2011. En términos sociales, la era Heisei se caracterizó especialmente por el surgimiento de una moda preocupante: la del Japón sin sexo o “sekkusu-banare”, es decir “lejos del sexo” o “dejando atrás la vida sexual”. A lo largo de los últimos 30 años, el Imperio del Sol Naciente se vio golpeado por la caída en picada de los índices de natalidad y el envejecimiento de la población, que hace pensar en un futuro Japón sin japoneses.
“Este retrato de una sociedad célibe es especialmente paradójico en un país con un imaginario cultural lleno de imágenes eróticas, desde los shunga -representaciones sexuales sobre la primavera- grabados en madera del siglo XVII hasta el manga y animé porno, mal llamado hentai -perverso- por los no japoneses”, escribe Roland Kelts. Japón listo para dar la bienvenida a nuevos emperadores y nueva era imperial Expertos en salud pública de la Universidad de Tokio descubrieron que la inexperiencia sexual va en aumento en el país asiático, con un porcentaje de mujeres de 18 a 39 años que nunca habían tenido relaciones sexuales que llegó al 24,6% en 2015, un aumento con respecto al 21,7% en 1992.
“El sexo es visto como sucio y corrupto en Japón”, explicó Kukhee Choo, profesor de estudios de medios en la Universidad Sophia en Tokio. “Mis estudiantes no pueden usar la palabra ‘pene’ o ‘vagina’, y si una mujer expresa algún conocimiento o interés en el sexo, se la ve como una mujer perdida. Los hombres tampoco hablan de eso”. “Algunas personas están en una relación y no tienen sexo. Algunas personas no quieren estar en una relación porque no quieren ser sexuales. Todo esto está sucediendo al mismo tiempo entre los jóvenes en Japón” agregó el especialista. El asunto de la natalidad es importante en Japón, ya que su población está envejeciendo rápidamente: más del 20% de su población tiene más de 65 años. Solo 946.060 bebés nacieron en 2017, un mínimo récord desde que comenzaron los registros oficiales en 1899, lo que indica que las mujeres no quieren ser madres.
“Heisei fue una era en la que el sexo y el amor que conlleva se convirtieron en una moneda de cambio a medida que más mujeres japonesas se percataron de que las relaciones románticas pueden ser un sinsentido en comparación con la importancia desmesurada del dinero”, explica la periodista Shōji Kaori.
“Ninguna quería correr el riesgo de terminar como sus madres criadas en la Era Shōwa (1924-1989) paralizadas tras décadas de trabajo doméstico y atrapadas en unos matrimonios monótonos y depresivos al no contar con sus propios ingresos”. Más del 20% de la población nipona tiene más de 65 años. Solo 946.060 bebés nacieron en 2017, un mínimo récord desde que comenzaron los registros oficiales en 1899, lo que indica que las mujeres no quieren ser madres. Aunque el índice de mujeres japonesas que prefiere alejarse del amor y del sexo es alto, lo es aún más en entre los hombres. Los hombres jóvenes vírgenes y sin interés por el sexo en Japón son apodados con nombres peyorativos, como “soshokudanshi” (comedores de hierba pasivos), “otaku” (bichos raros antisociales) o “hikikomori” (personas que se encierran en casa de sus padres sin relacionarse si siquiera con ellos), explicó Kelts.
La explicación de la existencia de este sector de la sociedad se justifica en la abundante pornografía en Internet, los videojuegos de simulación de citas, y la dopamina que generan las redes sociales, factures que consumen tiempo y dinero que antes eran utilizados para satisfacer el deseo físico.
“En cierta manera, los videojuegos moldearon la personalidad de los chicos de la Era Heisei, que se muestra bastante menos interesado en las relaciones humanas reales que en el mundo de la centelleante pantalla, tanto grande como pequeña”, escribe Kaori. “No en vano en la era Heisei hemos vivido el desplome de la tasa de natalidad y el aumento del porcentaje de solteros, este último especialmente alto entre los hombres. Se cree que para 2035 el 50 % de la población japonesa será soltera, pero gracias a juegos como Tetris o Pokémon que pueden ser jugados en la calle, o Mario y Street Fighter en casa, probablemente no habrá tanta soledad”.
«Se cree que para 2035 el 50 % de la población japonesa será soltera, pero gracias a juegos como Tetris o Pokémon que pueden ser jugados en la calle, o Mario y Street Fighter en casa, probablemente no habrá tanta soledad», dice la la periodista Shōji Kaori.
El informe más reciente de la Universidad de Tokio, que utiliza datos financieros, regionales y generacionales para analizar la «crisis de virginidad» japonesa, indica que dentro de la cantidad de varones que no tienen relaciones sexuales, el grupo mayoritario está formado jóvenes que no tienen un buen trabajo remunerado, un 25%. Otro fragmento importante son hombres desempleados o con trabajos de medio tiempo en ciudades pequeñas y áreas rurales y suburbanas.
“Aunque la discusión sobre la causa y el efecto se vuelve muy compleja cuando se considera quién tiene experiencia sexual y quién sigue siendo virgen, mostramos que la inexperiencia heterosexual es, al menos en parte, un problema socioeconómico para los hombres. En pocas palabras, el dinero manda”, dijo Cyrus Ghaznavi, el autor principal del estudio.
“El omiai o matrimonio de conveniencia persistió en Japón durante los años de crecimiento económico de los años 80, pero dejó de ser responsabilidad de los ancianos del pueblo para convertirse en una tarea de los directores de empresa. Sin embargo, la modernización, la occidentalización y el derrumbe de la burbuja económica japonesa en el siglo XXI han terminado con esta figura del casamentero”, explicó Peter Ueda, uno de los responsables del informe. “La sociedad (japonesa) ya no está tan pendiente de que te cases. Cada vez más, el encontrar pareja se está volviendo responsabilidad propia y cada uno tiene que defenderse por su cuenta”.
“Es llamativa la cantidad de japoneses ya entrados en los treinta que mantuvieron relaciones sexuales en algún momento, pero luego las abandonaron y ahora viven sin ningún interés en encontrar pareja”, analiza Kelt.