Un año para el olvido producto de los despidos
A lo largo de los últimos doce meses se perdieron 119.500 empleos registrados. Las cifras para octubre representan la destrucción de 1 de cada 100 puestos de trabajo que existían un año antes. La crisis se aceleró con la corrida cambiaria y consecuencias del ajuste recesivo ofrendado por el gobierno para acceder al financiamiento del FMI. El impacto estuvo concentrado entre los asalariados del sector privado donde se contabilizan 69.900 trabajadores menos que un año atrás. Las industrias manufactureras explicaron la mayor parte de ese retroceso. Arrastradas por la contracción del mercado interno, el incremento en los costos por la devaluación y el ahogo financiero tras la suba de tasas, contabilizaron 49.500 posiciones menos que el mismo mes de 2017.
Las actividades manufactureras registraron caídas en 34 de los 35 meses de la gestión de Cambiemos cubiertos por las estadísticas oficiales. Contabilizan así 115.000 puestos menos desde que comenzó el gobierno de Mauricio Macri. O sea, en menos de tres años, se destruyó el 9 por ciento del empleo industrial que existía a fines de 2015. La contracción se aceleró a lo largo de los últimos meses cuando el Estimador Mensual Industrial del Indec llegó a computar las caídas más profundas desde la crisis de 2002. En octubre se registraron 7100 empleos menos que en septiembre. La medición sin estacionalidad, por su parte, anotó una merma de 8600 posiciones. La renovada contracción del mercado interno y la incertidumbre financiera se complementan con los aumentos de tarifas y la apertura comercial para explicar la crisis laboral sectorial
Como consecuencia del sostenido deterioro en la actividad fabril, el comercio minorista se consolida como el principal empleador de la economía argentina. Así, por primera vez en más de dos décadas el stock de trabajadores registrados en el comercio supera al de la industria. La dinámica representa, en la mayoría de los casos, la sustitución de posiciones con salarios elevados por puestos caracterizados por inestabilidad y menor nivel de ingresos. Pero, si bien se convirtió en la rama de actividad más populosa, el comercio acusó recibo por la intensa caída en las ventas al mercado interno. Octubre contabilizó 2500 puestos menos que el mes anterior que cuando se eliminan los efectos estacionales ascienden hasta los 7300 empleos. La comparación interanual muestra, por su parte, la pérdida de 17.500 posiciones.
Al ritmo del ajuste fiscal comprometido para acceder al crédito del FMI también comenzó a acelerarse la caída de posiciones en la construcción. Las razones para la pérdida 5000 puestos mensuales en la medición sin estacionalidad y 11.700 empleos en la comparación interanual exceden al tijeretazo en la obra pública. La caída en el empleo se explica además por el impacto negativo de la incertidumbre financiera sobre los nuevos proyectos privados. El compromiso oficial por alcanzar el déficit cero permite anticipar que el sector continuará restando trabajadores registrados. Como sucede con la industria, el nivel de empleo registrado en la construcción está por debajo del observado antes del recambio presidencial. Los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) muestran que se perdieron 1800 posiciones en el sector. Existen otras tres actividades que muestran una cantidad de trabajadores inferior a la que mostraban a finales de 2015: transporte, minería y actividades empresariales.
El informe de la Secretaría de Trabajo y Empleo difundido ayer permite dimensionar la pérdida en la capacidad de compra de los salarios. Los datos oficiales muestran que los ingresos promedio marcaron en octubre un incremento del 25,4 por ciento en un año mientras que los precios escalaron un 45,9 por ciento. Desde el Cetyd-Unsam estiman que el año terminará con una pérdida en los salarios reales de hasta 13 puntos porcentuales. El contractivo desempeño del empleo registrado en un contexto de pérdida de poder adquisitivo se conjuga con el incremento del desempleo que alcanzó al 9 por ciento en el tercer trimestre de 2018. El alza fue de 0,7 punto porcentual frente al 8,3 por ciento que había marcado en el mismo período del año pasado.
El último informe del staff del FMI pronostica que, a pesar del profundo ajuste fiscal exigido para habilitar los siguientes desembolsos, la economía argentina comenzaría a recuperarse a partir del segundo semestre de 2019. De todas formas, los técnicos del organismo multilateral recomiendan continuar con la estrategia de represión salarial y volvieron a sugerir la introducción de modificaciones en la regulación laboral.