Una reunión con muchas versiones
El presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, visitó ayer la Casa Rosada para compartir un almuerzo con Mauricio Macri. Poco después del encuentro, que duró cerca de una hora y media, circuló una fuerte versión originada en el propio Gobierno según la cual el juez supremo dijo que no tenía pensado seguir en la presidencia del tribunal, que ocupa desde 2007, y que estaba dispuesto a abrirle paso a algún colega. Sin embargo, rápidamente llegó una desmentida desde ambos lados, según la cual la cuestión de las autoridades de la Corte no fue tema de la reunión. En cambio, señalaron, que todo fue muy distendido, que se habló del proyecto de nuevo Código Penal que está por presentar y enviar el Poder Ejecutivo al Congreso y de la reciente presentación del plan “Argentina sin Narcotráfico”, donde la Corte espera tener un papel central.
Macri y Lorenzetti suelen reunirse periódicamente. Existe un contacto fluido, además, del tribunal con el Gobierno, que a veces se plasma en reuniones con el Presidente, y otras con el ministro de Justicia, Germán Garavano, e incluso en abril último se hizo pública una reunión donde participó el jefe de gabinete, Marcos Peña. Quizá lo que más sorprendió fue la presencia de Lorenzetti en la casa de Gobierno, que no es tan frecuente, y que suceda en un momento político y económico de alta convulsión. Pero quienes conocen bien al juez supremo, saben que alienta los acercamientos e intenta tener visibilidad en los momentos de debilidad institucional de un gobierno. Hasta ahora el tribunal tuvo un juego con cierta sintonía con el Ejecutivo en algunos temas cruciales, como fue visible en los expedientes laborales, pero se vienen otros de fuertes implicancias sociales como los reclamos previsionales (algunos que vienen de arrastre y uno en particular que atañe a las de los judiciales) y los que atañen a los tarifazos -que quedan jaqueados por el acuerdo con el Fondo Monetario– sin contar otros grandes causas pendientes como la demanda para que Farmacity pueda afincarse en territorio bonaerense, las prisiones preventivas de ex funcionarios, el Correo-gate, el expediente contra el titular de la Agencia Federal de Inteligencia, Gustavo Arribas, entre otras, y en un futuro aún lejano, llegará la cuestión de la despenalización del aborto.
También es cierto que a fin de este año se renueva la presidencia de la Corte, y que es uno de los temas de permanente especulación en el cuarto piso del Palacio de Justicia, donde las batallas internas están a la orden del día. Por eso, era verosímil la primera versión que circuló ayer desde adentro del Gobierno respecto del encuentro con Macri, según la cual el propio Lorenzetti sacó el tema y dijo que no tenía intenciones de seguir siendo presidente del tribunal, porque tampoco tiene actualmente respaldo de la mayoría de sus colegas, que suelen desautorizarlo -que lo hicieron, por ejemplo, en el intento de impulso de reformas judiciales este año y el cambio de horario y de la feria– y que incluso intentan limitar sus apariciones públicas. Esto último, con más ahínco, desde la comida que mantuvo con más de cuarenta empresarios junto cuando se desataba la escalada del dólar. Según este relato, Macri simplemente dejaba traslucir que no puede hacer nada, ni quiere. Es sabido que tiene una expectativa puesta en que tome la batuta Carlos Rosenkrantz, el juez supremo favorito de Cambiemos y del Grupo Clarín, al que defendió su estudio. Mentor, entre otras “obras” de la actual Corte, del fallo del 2×1 a favor de los represores cuando el gobierno cuestionaba lo que llama despectivamente “el negocio de los derechos humanos”, a contramano de la Corte anterior, que despejó el camino para juzgar a los represores.
Desde la Corte, sin embargo, desmintieron que se haya tratado en el encuentro el tema de la presidencia del tribunal. Dieron a entender que tampoco Lorenzetti tiene tanta confianza como para plantearle así esa cuestión- y atribuyeron ese relato al ala de Elisa Carrió, que como es conocido es la denunciante número uno del juez, al que le pidió juicio político. Señalaron, igual que otras fuentes oficiales, que la charla fue distendida, y que los temas centrales fueron el plan para combatir el narcotráfico, del que la Corte es parte, y el Código Penal de inminente presentación (iba a ser este jueves pero se postergaría). El acto de la semana pasada por la cuestión del narcotráfico dejó disconformes a muchos de los presentes, entre ellos a Lorenzetti, que no habló, pero que espera un lugar destacado. Están en juego, además del manejo de las investigaciones, el nombramiento de 94 nuevos jueces, según el proyecto que tratará el Senado. El encuentro de ayer se habría pactado allí, en el acto en el CCK.
El secretario general de la presidencia, Fernando de Andreis, tuiteó ante las primeras noticias sobre la reunión que la Corte la postura oficial: “Frente a las versiones, quiero desmentir categóricamente que durante la reunión entre el Presidente y Ricardo Lorenzetti se haya hablado sobre su renuncia a la presidencia de la Corte Suprema”. Quienes conocen la dinámica habitual de estos eventos, saben que es posible que haya contenido algún condimento de todas las versiones que se tejieron.