Estancamiento
Las economías regionales siguen estancadas, pese al dólar más alto
Las exportaciones totales cayeron 3,1% en el primer trimestre de 2018, según el Ieral.
En Mendoza, uno de los sectores en problemas es el hortícola: en el primer trimestre de 2018 exportó un 18,6% que en 2017.
Por Mariano Zalazar – mzalazar@losandes.com.ar
De acuerdo a un informe elaborado por el Ieral (Fundación Mediterránea) en base a datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), las economías regionales en su conjunto sufrieron una caída del 3,1% en sus envíos al exterior (medido en valor) durante el primer trimestre de 2018, pasando de U$S 1.234,8 millones exportados en los primeros tres meses del 2017 a U$S 1.197 millones entre enero y marzo de 2018.
Discriminando ese resultado por actividad, se encuentran 9 sectores con valores positivos y 8 con datos negativos. Sin embargo, muchos de los que crecieron venían de tener cosechas muy bajas en 2017, por lo que su mejora es relativa.
Según especialistas consultados por Los Andes, pese a algunos indicios de recuperación en algunos sectores, la situación es preocupante y en algunos casos crítica. Inquieta la inflación, la falta de financiamiento accesible, la alta presión tributaria y las falencias en infraestructura, entre otros factores.
Actividades en baja
En su informe, el Ieral releva los envíos al exterior de 17 cadenas regionales, por ser las más representativas para la economía nacional.
Entre ellas, a la que peor le fue en el primer trimestre es a la cadena del azúcar, cuyas exportaciones se desplomaron un 75% en la comparación interanual.
Fue alarmante también la caída de los envíos al exterior de arroz (-46,9%) y de hortalizas (-18,6%), sector en el que Mendoza tiene una participación activa.
Otros productos que tuvieron resultados negativos durante el primer trimestre del año son frutos secos (-12,5%), legumbres (-11,8%), maní (-9,2%), miel (-4,6%) y papas (-2,4%).
Los sectores en alza
Muchas de las actividades que crecieron en sus exportaciones durante el primer trimestre no están pasando en realidad un buen momento, pero al menos lograron valores positivos y consiguieron un alivio.
El mejor resultado fue para las frutas de carozo, que logró un crecimiento del 42,5%, aunque sus exportaciones sólo representan U$S 13,8 millones. También mejoraron sus resultados las frutas de pepita (27,3%), las frutas finas (20,78%), las infusiones (18,1%), el tabaco (10,5%), los cítricos (10%), los productos vitícolas (5,6%), los olivícolas (5,2%) y la forestoindustria (3,3%).
Claro que algunos de esos sectores aún atraviesan momentos complicados, como es el caso de la vitivinicultura y la olivicultura, que crecen por la recuperación de las cosechas y algunas otras mejoras parciales, pero aún se mantienen muy lejos de sus mejores años y también siguen perdiendo participación en el mercado interno.
Contexto delicado
Según nuestros entrevistados, la caída en las exportaciones de las economías regionales es consecuencia directa de un escenario económico desfavorable para esas actividades.
En líneas generales, todo se resume en falta de competitividad. Los costos internos de los exportadores crecen y el traslado de esos incrementos a los precios finales no es una opción, dado que compiten contra otros países con economías mucho más estables.
Si bien la suba del tipo de cambio la dio cierto alivio a algunos sectores (cobran más pesos por cada dólar exportado), hay muchos otros factores que siguen siendo un problema para los empresarios.
Federico Wyss, economista del Ieral y autor del informe de exportaciones de las economías regionales, consideró que la suba del dólar favorecerá a aquellos sectores que han tenido buenos niveles de producción y pueden cerrar exportaciones en las próximas semanas, pero advirtió que no significará una mejora significativa para las demás actividades, sobre todo si se considera la fuerte incidencia de la devaluación sobre la inflación.
“Se espera que aumente el costo del transporte de cargas, así como muchos otros insumos que dependen en mayor o menor medida del dólar”, comentó.
Desde la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), se mostraron de acuerdo con esa lectura. “Si para nuestros productores ya era complicado acceder al financiamiento, una tasa de interés del 40% las aleja aún más del crédito. Es por ello que veríamos con agrado que el Gobierno nacional fije tasas especiales para las Pymes y se reinstauren las Líneas de Crédito para la Inversión Productiva”, apuntó Eduardo Rodríguez, titular del sector de Economías Regionales de CAME.
Se sumó al reclamo Carlos Iannizzotto, presidente de Coninagro, quien reveló que la entidad está preparando una petición al Gobierno Nacional con el planteo de varias dificultades. Entre ellas, está contemplado el incremento de las tasas de interés. “Necesitamos líneas de capital con financiamiento accesible para poder invertir en mejoras tecnológicas que mejoren nuestra eficiencia”, apuntó.
Otro punto que explica el mal momento de las economías regionales es la alta presión tributaria. Federico Wyss, del Ieral, señaló a ese factor como uno de los problemas que conduce a los exportadores a la pérdida de competitividad e indicó que es poco probable que existe un alivio en los tributos de carácter nacional. “El Gobierno Nacional apunta a reducir el déficit fiscal. Es muy difícil que apunte a las bajas significativas de impuestos en este contexto”, comentó.
Omar Carrasco, presidente de la Unión Frutícola Argentina (UFHA), también protestó sobre la presión tributaria que sufren las economías regionales, tanto a nivel provincial, como nacional. «Hay mucha carga impositiva y ahora se sumó el Régimen de Autodeclaración de Valuación de Inmuebles de Administración Trubutaria Mendoza (ATM), lo que llevará el impuesto Inmobiliario a valores muy elevados. Esperamos tener alguna respuesta del Estado para poder aliviar la carga», comentó.
El costo de la energía, una dificultad
Desde CAME hicieron referencia a las dificultades generadas por el aumento del costo de la energía. A través de un comunicado, la entidad indicó que “en la estructura de costos de las producciones regionales, la energía tiene una incidencia de aproximadamente un 30%, al igual que los salarios, mientras que el resto (servicios, impuestos, seguros y combustible) representa un 40%”.
CAME señaló que el aumento de la energía compromete mucho a las producciones electrodependientes. “Además de requerir tarifas diferenciales acordes a la escala productiva y quita de tasas, impuestos y fondos especiales provinciales y municipales, para ir adecuándose gradualmente al nuevo esquema tarifario, los productores PyMES primarios precisan poder acceder a créditos blandos para la reconversión de su matriz energética”, cuestiona CAME.