Freno para la obra pública
El resultado fiscal de abril fue la primera ofrenda del día. Una hora antes de la apertura de los mercados, el Palacio de Hacienda difundió una reducción interanual del déficit primario del 44,6 por ciento, que cede hasta un 31 por ciento en los primeros cuatro meses del año. El tentempié servido por el ministro Nicolás Dujovne para contener la ansiedad de los inversores financieros se explicó por una significativa contracción en los gastos de capital. La presunta mejora en las cuentas públicas tuvo como contracara una contracción de la inversión pública del 24,1 por ciento en abril.
Con ese desempeño, la caída acumulada en el primer cuatrimestre del año en obras de infraestructura alcanzó a 23,6 por ciento. Esa cifra es equivalente a 16.810 millones de pesos menos que en el mismo período de 2017. Expresado en términos nominales, el guarismo no contempla el impacto de la aceleración de la inflación sobre la capacidad de compra de ese menor fondeo para obras. El rubro vivienda fue el más afectado con una caída acumulada del 52,1 por ciento y el segundo rubro fue “Otros”, donde la merma llegó al 26,1 por ciento. Los desembolsos para proyectos de agua cedieron 14 por ciento y los de transporte, un 11,2 por ciento.
El resultado financiero, en tanto, que incluye los pagos de intereses de la deuda, registró una caída de 11 por ciento en abril pero acumula un crecimiento del 13 por ciento en los primeros cuatro meses del año. “Nuestra política fiscal va por el camino correcto, empezamos a torcer el déficit”, celebró ayer el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, durante la conferencia de prensa vespertina que ofreció con su par de Finanzas, Luis Caputo.
La reducción interanual en el déficit se registró a partir de un incremento del 20,9 por ciento en los ingresos fiscales y un alza de apenas 14,1 por ciento en el gasto público. Las variables de ajuste que le permitieron al Palacio de Hacienda presentar esa “mejora” en el resultado fiscal fueron la contracción en los gastos de capital, la quita de subsidios y, en menor medida, el cambio en la fórmula de actualización de las jubilaciones y la asignación universal por hijo. Los tarifazos le permitieron al gobierno anotar una reducción del 17,6 por ciento interanual en el ítem “subsidios económicos”. La contracción mensual en la inversión estatal ascendió al 24,6 por ciento y estuvo impulsada por la caída en los fondos destinados a la construcción de viviendas pero también se anotaron bajas en obras vinculadas a la educación.
La reducción del gasto público es la condicionalidad más habitual en los créditos stand-by del Fondo Monetario Internacional como el que comenzó a negociar el gobierno la semana pasada. El organismo multilateral consideró en su último informe regional que Argentina requiere “un esfuerzo fiscal importante y sostenido”. Pero la tarea ya comenzó para Hacienda, que a lo largo del primer cuatrimestre del año consiguió exhibir una paulatina reducción del déficit fiscal a costa de un incremento en las tarifas de los servicios públicos y la paralización de la obra pública.
Desde la cartera encabezada por Dujovne señalaron que entre enero y abril “los ingresos crecieron 4 puntos más que los gastos. Si se excluyen los recursos extraordinarios (el blanqueo en 2017 y el aporte del BNA en 2018), el diferencial del crecimiento se amplía a más de 13 puntos”. La explicación para ese desempeño es la misma que se registró en abril: freno en la obra pública, menores aumentos a jubilados y quita de subsidios a los servicios públicos. El compromiso oficial con la reducción del déficit atenta contra el crecimiento económico y la creación de empleo.