Preocupación por las tarifas
Si bien el debate sobre la despenalización del aborto ocupó un lugar central en la asamblea de los obispos católicos celebrada esta semana en Pilar (Buenos Aires), las cuestiones sociales tampoco quedaron al margen de las preocupaciones de la jerarquía de la iglesia.
En declaraciones formuladas al término de la reunión el presidente de la Conferencia Episcopal y titular de la diócesis de San Isidro, Oscar Ojea, admitió que durante las deliberaciones de más de un centenar de obispos la cuestión social estuvo presente. “No puedo negar –dijo Ojea– que hemos hecho hincapié también en la preocupación por la cuestión social, siempre desde nuestro lugar de pastores, porque no somos técnicos, no somos políticos”.
El obispo de San Isidro informó que “hemos escuchado al presidente de Cáritas (el obispo de Quilmes, Carlos Tissera) decir que la gente en nuestros comedores aumenta en número”. Y admitió que “también algunos obispos han hablado de las situaciones de despido y de estar cerca de las familias que viven todas estas situaciones”.
Sobre el mismo tema, el obispo de La Rioja, Marcelo Colombo, vicepresidente segundo de la Conferencia Episcopal, afirmó que “la suba de las tarifas, el cese de algunos planes nacionales para los más pobres y también el cierre de algunos profesorados con el cambio consiguiente de planes educativos en relación con la educación superior” fueron objeto de diálogo entre los obispos porque “somos obispos de todos el país: desde el norte hasta el sur, del oeste al este, pasando por grandes ciudades, también por grandes extensiones en provincias alejadas, pero en todos vibra el mismo interés y amor por nuestra gente”. Para Colombo, las cuestiones sociales son “temas cotidianos” que no pueden quedar al margen de la agenda de la jerarquía, si bien “todos estos temas los hemos querido asumir con la mirada de pastores, preocupados por el bien de nuestros jóvenes y de nuestros pobres”.
Los obispos también se hicieron eco de las observaciones y críticas recientes respecto de la asignaciones que el clero católico recibe del Estado e incluyeron el asunto en los intercambios producidos durante la asamblea. “También hemos hablado en nuestras conversaciones del tema económico, de las asignaciones de los obispos”, reconoció Ojea. Y adelantó que “pensamos algunas alternativas para seguir conversando y para proponerlas, también en todo lo que tiene que ver con la financiación de nuestra iglesia y la de otros cultos”. El presidente del Episcopado se comprometió a “seguir trabajando” sobre el tema y si bien no se ofrecieron detalles sobre el particular se conoce que la jerarquía católica ha retomado sus diálogos en busca de nuevos modos de financiación para la iglesia, buscando quedar al margen de las críticas que se realizan por los aportes que recibe del Estado, pero al mismo tiempo para garantizar la mayor autonomía posible respecto del poder político.