La guerra comercial
El presidente estadounidense, Donald Trump, afirmó ayer que no habrá marcha atrás con la imposición de aranceles a la importación de acero y aluminio, al tiempo que criticó a la Unión Europea (UE) y descartó que su anuncio vaya a desatar una “guerra comercial”.
“No, nos nos vamos a echar atrás”, dijo Trump a periodistas en la Casa Blanca, en el marco de una conferencia de prensa con motivo de la visita a Washington del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. “No creo que vayamos a tener una guerra comercial”, afirmó. Asimismo, acusó a la UE de tener barreras comerciales “peores que los aranceles”. “La gente tiene que entender que nuestro país ha sido estafado por casi todos los países del mundo, sean amigos o enemigos”, agregó.
El director general de la Organización Mundial de Comercio (OMC), Roberto Azevêdo, reconoció ayer en Ginebra que el riesgo de una escalada se incrementó significativamente. “Con el principio del ‘ojo por ojo’ terminaremos todos ciegos y el mundo caerá en una recesión profunda”, expresó Azevêdo. “Debemos evitar la caída de las primeras piezas del dominó. Todavía hay tiempo para eso.”
Más temprano, el comisario europeo para la Planificación Financiera y Presupuestos, el alemán Günther Oettinger, había anunciado que la UE pondrá en marcha “medidas razonables” para hacer frente a los planes de Trump. “Deben ser medidas que tengan efecto en el mercado estadounidense pero que no provoquen una reacción exagerada y, con ello, deriven en una escalada de tensión”, señaló el político conservador, miembro de la Unión Cristianodemócrata (CDU), que dirige Angela Merkel. “Nuestro objetivo se centraría en evitar una guerra comercial. En caso de que el conflicto transatlántico vaya en aumento, quienes ganan son los asiáticos”, agregó desde Berlín.
Oettinger explicó que la Comisión Europea tiene previsto decidir mañaña qué pasos dar para hacer frente a los planes anunciados días atrás por Trump. “Todo ello perjudica a la economía alemana, europea y americana”, resumió el comisario europeo, quien también señaló que automotrices alemanas de alta gama como BMW y Daimler (fabricante de Mercedes-Benz) tienen intención de fabricar buena parte de sus automóviles en Estados Unidos y de seguir reinvirtiendo en ese país.
Además, Oettinger declaró tener dudas de que la política arancelaria anunciada desde Washington se ajuste a las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), aunque reconoció que la resolución de una demanda en este organismo internacional podría tomar años. De ahí que la Comisión Europea opte por poner en marcha “medidas razonables”.
Por su parte, el ministro de Economía mexicano, Ildefonso Guajardo, dijo ayer que su país debe ser excluido de la aplicación de aranceles a las importaciones de acero y aluminio.
“México no debe ser incluido en los aranceles de acero y aluminio. Es la manera equivocada de incentivar la creación de un Tlcan moderno”, escribió en Twitter, en respuesta a un tuit en el que Trump sugería que podría eximir a México y Canadá de las medidas arancelarias si se firma un “nuevo y justo” Nafta. El Tratado de Libre Comercio para América del Norte (Nafta o Tlcan) está vigente desde 1994 entre México, Canadá y Estados Unidos. Su renegociación empezó en agosto a iniciativa del presidente estadounidense, que lo consideró el peor acuerdo de la historia de su país.
Trump anunció la semana pasada que aplicará aranceles de un 25 y un diez por ciento a la importación de acero y aluminio, respectivamente, sin hacer excepción con ningún país. Canadá y México son sus proveedores de acero número uno y cuatro, respectivamente.
Ayer a la mañana, el mandatario estadounidense volvió a arremeter en Twitter contra el Nafta, diciendo que es un “mal acuerdo” para su país y que este tiene “grandes déficits comerciales” con México y Canadá. Sus comentarios se dan cuando culmina la séptima ronda de negociaciones del tratado, realizada en Ciudad de México. Tanto Canadá como México han dicho que tomarán represalias si gravan sus importaciones de acero y aluminio.
Trump también exigió a Canadá tratar mejor a los agricultores estadounidenses, mientras que señaló que México debe tomar más acciones para evitar la entrada de drogas en Estados Unidos.
El anuncio de Trump también despertó la oposición de sus aliados conservadores en el Congreso. “Estamos extremadamante preocupados por las consecuencias de una guerra comercial y estamos urgiendo a la Casa Blanca a no avanzar con este plan”, dijo una portavoz del líder de la Cámara de Representantes, Paul Ryan.