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Revisarán el proceso electoral

El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, ha aceptado este martes que se realice una revisión total del proceso electoral del pasado 26 de noviembre como demanda la oposición de izquierdas, que denuncia un fraude en los comicios. «Estamos abiertos a que se coteje, que se revise, una, dos, tres, las (veces) que sea, no tenemos ningún problema», señaló el mandatario.

Una crisis política que se ha acentuado después de unas concurridas elecciones presidenciales. Cientos de policías se han revelado este martes y se niegan a aplicar el toque de queda. Los agentes, muchos de ellos parte de la unidad antidisturbios conocida como los cobras, salieron a las calles de la capital Tegucigalpa la noche del lunes para mostrar su rechazo a la orden. Muchos civiles los recibieron con aplausos. «La verdad es que ya no queremos combatir al pueblo», dijo a France Presse uno de los uniformados, que prefiere no revelar su nombre y cubre su rostro con una máscara de esquí.

La rebelión marca un nuevo giro potencialmente peligroso en la crisis, que se ha desatado desde los comicios del pasado 26 de noviembre, que tuvieron un inicio tenso desde que el presidente, Juan Orlando Hernández, anunció que iba a buscar la reelección. Los presidentes hondureños tenían proscrito buscar un segundo mandato hasta que un fallo de la Corte Suprema levantó la prohibición constitucional en 2015, lo que provocó el enojo de los opositores.

Las aspiraciones de Hernández se toparon con un presentador de televisión convertido en político, Salvador Nasralla. Los primeros resultados dieron un triunfo prematuro a Nasralla, pero la ventaja se erosionó y se revirtió a favor de Hernández después de un recuento de papeletas muy retrasado y marcado por la lentitud. La oposición acusó al presidente de haber cometido fraude.

Cuando las protestas se volvieron violentas y se registraron actos de rapiña, el Gobierno decretó la semana pasada el estado de emergencia y un toque de queda nocturno. Una adolescente murió en uno de los enfrentamientos y su familia culpó a la policía, que respondió, en cambio, que se estaba investigando la muerte.

La rebelión de algunos sectores de la policía mostró que la autoridad de Hernández podía desmoronarse. De ser el caso, Honduras, un pequeño país de 10 millones de personas asolado por la violencia de las pandillas, la corrupción y el narcotráfico, podría estar entrando en la peor crisis desde 2009, cuando el entonces presidente Manuel Zelaya fue defenestrado tras un golpe de Estado.

«Lo que exigimos a cambio es la paz, que se resuelva el problema y que no haya más muertes, que no se derrame más sangre», dijo uno de los policías que se rebelaron. El ministro de Seguridad Pública, sin embargo, restó importancia a la rebelión y aseguró que se trataba de una disputa sobre la paga y el aguinaldo navideño.

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) anunció el lunes que el conteo final daba a Hernández como ganador con un 42,98% de los votos, apenas por encima de Nasralla que tuvo un 41,39%. El TSE se negó a declarar un ganador de forma oficial, sin resolver antes las apelaciones que se presentaron. Nasralla ha adelantado que no reconocerá el resultado del TSE.

Marisa Mattias, una de los observadores electorales de la Unión Europea, ha recomendado al Tribunal no dar un ganador porque «el proceso electoral aún está lejos de terminar». El expresidente boliviano Jorge Quiroga, parte de la misión de la Organización de Estados Americanos, ha reconocido, por su parte, que ha habido «irregularidades» en la elección.

Fuente El País