Los más vulnerables pagan los mayores costos
Más de la mitad del “ahorro fiscal” por la reforma previsional lo aportan quienes cobran los haberes más bajos
El cambio de la fórmula de movilidad le permite al Gobierno reducir erogaciones en seguridad social respecto de lo que hubiera tenido que afrontar con el mecanismo anterior. El monto más grande es lo que se quita a los más humildes.
Por Javier Lewkowicz
Con la fórmula del Gobierno, los jubilados hubieran recibido aumentos del 23,6 por ciento este año, en lugar de los 28 pagados.
Con la fórmula del Gobierno, los jubilados hubieran recibido aumentos del 23,6 por ciento este año, en lugar de los 28 pagados.
Más de la mitad del “ahorro fiscal” total que el Gobierno consigue con la reforma previsional en el terreno de las jubilaciones recae sobre los que cobran menos de 11.332 pesos por mes. Se trata de los hogares que están apenas por encima de la línea de pobreza. En el caso de la Asignación Universal por Hijo (AUH), el ajuste impacta sobre el 30 por ciento más pobre de la sociedad. Una serie de datos a los que accedió este diario muestra que si bien el recorte en la fórmula de actualización de las jubilaciones, pensiones, asignaciones familiares y Asignación Universal por Hijo (AUH) tiene consecuencias negativas sobre los ingresos de todos los sectores sociales en relación a lo que podrían haber percibido bajo la legislación anterior, el impacto es superior en los de bajos ingresos y medios-bajos. Al mismo tiempo, continúa la rebaja impositiva para los más ricos y las empresas de sectores más rentables que la media.
La reforma previsional consiste en un recorte en la fórmula de actualización de las jubilaciones, pensiones y asignaciones familiares. En lugar de la suba vinculada al salario de los trabajadores registrados y la recaudación tributaria de la seguridad social se pasa a un índice conformado en un 70 por ciento por la inflación y un 30 por ciento del incremento salarial. Además, las subas dejarán de ser semestrales para aplicarse de forma trimestral.
“Se les garantiza a los jubilados una fórmula que los defienda del peor mal, que es la inflación. Siempre van a estar un poco mejor que la inflación”, dijo el presidente Mauricio Macri. La afirmación es muy engañosa. Con la fórmula anterior, el haber mínimo pasó de 690 a 7246 pesos, una suba del 950 por ciento entre marzo de 2009 y septiembre de 2017. En el mismo período, la inflación fue del 690 por ciento, según la estimación de institutos provinciales. O sea que el esquema anterior no sólo ofreció “protección” frente a la inflación sino que permitió mejoras en términos de poder adquisitivo de la jubilación.
Macri oculta que la fórmula anterior implicó un avance del haber y de las asignaciones en términos reales, así como que el cambio representa una reducción del incremento que los jubilados recibirán en marzo próximo. Si la fórmula actual hubiera regido desde 2009, los jubilados con la mínima estarían recibiendo al menos mil pesos menos por mes. En los años con disparada inflacionaria (2014 y 2016) las jubilaciones quedaron por detrás de la inflación, pero en los períodos posteriores de recomposición la mejora fue tal que a mediano plazo las jubilaciones avanzaron en términos reales. De hecho, la fuerte suba que hubiera venido con el aumento de marzo de 2017 queda trunca con la nueva ley. El aumento será del 5,7 por ciento, inferior al 14,5 por ciento previsto por la ecuación anterior. Además, con la nueva fórmula este año la suba de las jubilaciones, pensiones y asignaciones hubiera sido del 23,6 por ciento, 4,4 puntos menos que el aumento otorgado, del 28 por ciento.
La plata de los jubilados
El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) calculó que dentro del “ahorro fiscal” de las jubilaciones “el 54 por ciento lo aportan jubilados y pensionados que cobran menos de 11.332 pesos”. El CEPA detalla que los 3,5 millones de jubilados que cobran la mínima (7246 pesos) van a recibir el bono “compensatorio” de 750 pesos si registran treinta años de aportes o 375 pesos si obtuvieron el beneficio por moratoria, pero recibirán unos 5 mil pesos menos este año en relación a lo que hubieran cobrado. Aquellos que están apenas por encima de la mínima, con 8156 pesos por mes (471.360 personas) recibirán 5371 pesos menos en el año. Los jubilados que cobran 10.198 pesos en promedio (572.924 personas) recibirán 6904 pesos menos en el año, incluso cobrando el bono. Los jubilados que cobran 12.465 pesos mensuales en promedio (344.329 personas) ya no reciben bono y se ven perjudicados en 9.355 pesos anuales. En definitiva, la pérdida anual para los jubilados en 2018 es del 65 al 70 por ciento de un haber mensual. En los años con disparada inflacionaria, la pérdida debería mermar. Y, al contrario, la brecha aumenta en los períodos de recomposición salarial y de la recaudación. La comparación se realiza siempre frente a los valores que hubiera arrojado la fórmula previa.
Es decir, en principio no se trata de caída de las jubilaciones en términos reales (salvo que los salarios queden muy por detrás de la inflación) pero sí de un recorte sobre los sectores más vulnerables de la sociedad en relación a la legislación que estuvo vigente desde 2009.
Daniel Schteingart, investigador del Conicet y de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), analizó el impacto de las jubilaciones en la distribución del ingreso. El 56 por ciento de los hogares del decil 5 (la mitad de la distribución del ingreso) percibe jubilaciones, mientras que el decil 4 está en el 50 por ciento y en el decil 6, en el 48 por ciento. El impacto en los haberes descripto en el párrafo anterior afecta en primer lugar a los “sectores medios frágiles”, que están apenas por encima de la línea de pobreza.
AUH
Según Schteingart, el 57 por ciento de los hogares del primer decil de ingresos (el 10 por ciento más pobre) cobra las asignaciones familiares. Ese número se ubica en el 40 por ciento para el segundo decil, en el 26 por ciento para el tercero, en el 17 por ciento para el cuarto. La serie continúa en forma descendente mientras sube el nivel de ingresos.
Sobre esos sectores se aplica el siguiente recorte: 870 pesos menos por año por cada hijo en el caso de la AUH, que se reduce a 470 pesos con el bono compensación. En el caso de los monotributistas encuadrados en las cuatro primeras categorías, el ajuste es de 870 pesos porque no aplica el bono.
La Universidad de Avellaneda calculó que el próximo aumento previsto para marzo hubiera sido de 186 pesos para los titulares de la AUH según la fórmula anterior. Ahora cobrarán 80 pesos.
Fuente: Página 12