Consecuencias psicológicas de la pobreza
Un estudio de la UCA alerta sobre las consecuencias psicológicas de la pobreza
El trabajo concluyó que los pobres estructurales se sienten deprimidos y sin proyecto de futuro; abarca el período 2010-2016
LA NACION Francisco Jueguen
Foto: AP / Natacha Pisarenko
Más allá de las circunstancias de miseria en las que ya deben vivir cotidianamente, los pobres estructurales argentinos se sienten cada vez más deprimidos, ansiosos, con la sensación creciente de que les resultará imposible cambiar la realidad que los rodea y sin contar con un proyecto de futuro en el horizonte.
La conclusión surge del informe titulado «Tiempo de balances: pobreza, exclusión y desigualdad en la Argentina urbana (2010-2016)», elaborado por la Universidad Católica Argentina (UCA), que refleja los datos de la pobreza multidimensional hasta el año pasado y que fue presentado el jueves pasado por Agustín Salvia, director de Investigación del Observatorio de la Deuda Social Argentina, en la sede de las Naciones Unidas (ONU) en la Ciudad de Buenos Aires.
Según estimó el documento de la casa de estudios, el malestar psicológico en el segmento de población en estado de pobreza extrema creció de 37,5% a 51,4% desde 2010 hasta el año pasado. En el segmento de pobreza no extrema, de 28,4% a 31,7%; en vulnerabilidad por carencias, de 22,1% a 25,3%, y en no pobres ni vulnerables, de 8% a 12,1%. En el único segmento en el que no avanzó fue en vulnerabilidad por ingresos, que cayó cuatro puntos entre 2010 y 2016, de 20,5% a 16,7%.
La creencia de control externo, en tanto, decreció muy levemente en la pobreza extrema, de 33,7% a 31% desde 2010 hasta el año pasado. No obstante, subió en los demás. En el de pobreza no extrema, de 21,5% a 26,8%; en vulnerabilidad por carencias, de 15,8% a 23,8% y en no pobres ni vulnerables, de 4,8% a 6,5%. En el único segmento que no avanzó fue en el de vulnerabilidad por ingresos, que cayó entre 2010 y 2016 de 10% a 8,3 por ciento.
«Estos indicadores miden el bienestar subjetivo de los pobres», afirmó Salvia a LA NACION. «El de malestar psicológico es índice de síntomas de depresión y ansiedad, y se releva a través de un test internacional. En tanto, el de creencia de control externo está asociado al sentimiento de que el mundo te controla y no podés hacer nada frente a tu realidad exterior. Además, mide la capacidad de resiliencia o de respuesta de reacción frente a los problemas», agregó el experto de la UCA.
«Hay un tercer déficit, pero que no está en el estudio, que mide el déficit de proyecto de vida. Y que mide si las personas tienen o no un horizonte más allá del mañana y de los desafíos que plantea la realidad en la que se está inmerso. Este dato también empeoró», sostuvo el especialista.
Dimensiones
El dato de pobreza multidimensional que elabora la UCA tiene en cuenta seis dimensiones diferentes: sin acceso a seguridad alimentaria, a cobertura de salud, a conexión de servicios básicos, a una vivienda, a la educación, a empleo decente o seguridad social y sin recursos de información.
Para la universidad, el porcentaje de la población argentina con al menos un carencia llegaba al 66,7% en 2010. Seis años después impactaba sobre el 60,6%. Si se tomaban tres carencias, se pasaba de un porcentaje de 30% a 25,8 por ciento.
«El único segmento que no mejora en el tiempo es el de vulnerabilidad por ingresos, porque se trata de las clases medias bajas, que en 2016 pasaron a ser pobres por ingresos, pero no tienen las carencias estructurales del resto de los pobres», explicó Salvia ante la consulta de LA NACION.
Perspectivas de cambio
El técnico destacó que este malestar subjetivo empeora pese a que la pobreza multidimensional baja, y que esto tiene que ver con que, con el tiempo, se mide sobre la población que no puede escapar de esa pobreza estructural y que no tiene un horizonte para escapar de ella.
Según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec, en 2016 en el país había 13,3 millones de pobres por ingresos si se proyectan los datos de los 31 aglomerados urbanos que releva el organismo en todo el territorio.
La pobreza fue entonces del 30,3% de la población, mientras que el nivel de indigencia fue del 6,1% en el segundo semestre del año pasado y afectó en total a 2,6 millones de personas.
51,4%
Malestar
Es el porcentaje de la población que declara sentir un malestar psicológico en el segmento de pobreza extrema
31%
Sin chances
Es la porción de los hogares más pobres que creen que no pueden hacer nada para mejorar su situación
13,3
Millones
Son los millones de argentinos que el Indec considera que había en 2016 viviendo por debajo del nivel de pobreza.